Guasch Trade and Industrial Corporation
TF Rescate
RESTITUCIÓN DE LA TRACCIÓN A VAPOR EN EL «TREN DE LA FRESA»
Rescate de la locomotora «Guadix» y devolución de la misma al servicio activo.
A mediados de 2010, tras la llegada de unos nuevos responsables a la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y, más concretamente, tras el relevo producido al frente del Museo del Ferrocarril de Madrid, se planteó terminar con la prolongada anomalía que venia afectando al Tren de la Fresa, el cual no contaba con tracción a vapor desde varios años atrás. Así, el equipo encabezado por su gerente, Jaime Barreiro, decidió que la Fundación pasara a cumplir en este terreno con sus compromisos públicos, largamente incumplidos hasta aquel momento. Tanto frente a las administraciones implicadas como frente al conjunto de la ciudadanía española.


Estudiado el particular y las circunstancias que lo rodeaban, desde el Museo del Ferrocarril de Madrid se planteó una solución basada en la colaboración público-privada. Así, su director reclamó la presencia de Carlos Guasch para que, ya fuera con el apoyo el Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril Español o con del de aquellos que él considerara, se hiciera la propuesta más oportuna a fin de salir de la situación heredada de equipos anteriores. Alcanzado un total entendimiento gracias a la sintonía de los respectivos postulados, Guasch aceptó el encargo hecho por la FFE y se dispuso a dirigir el proceso al respecto, asumiendo sin reservas la responsabilidad pública encomendada.


Tras un sinnúmero de conversaciones con diversos interlocutores, Guasch propuso como la opción más indicada la de contar con la locomotora de vapor ex Andaluces 4106 (posterior RENFE 140-2054). Sobre todo porque era la que en mejor estado se encontraba de cuantas se podía disponer en aquellos momentos y, en consecuencia, podía ser aplicada antes a la función perseguida. La urgencia con que había que proceder era grande, pues la intención del Museo del Ferrocarril de Madrid era la de iniciar ya con locomotora de vapor la segunda parte de la campaña de aquel año. Quedaba, no obstante, contar con el beneplácito del Ayuntamiento de Guadix (Granada), atendidos los compromisos existentes que gravitaban sobre aquella locomotora.


Lo que muchos daban por imposible resultó viable de inmediato. Desplazado Guasch a Guadix y mantenidas las oportunas conversaciones con el alcalde local, Santiago Pérez, con el que mantenía una profunda y fructífera relación, pronto se alcanzaron los frutos perseguidos. El Ayuntamiento de Guadix aceptaba ceder puntualmente la locomotora para que ésta fuera puesta al frente de los convoyes del Tren de la Fresa. A cambio, y como justa contrapartida, se harían en ellas todas las inversiones económicas necesarias para sacarla del mal estado en el que se encontraba y devolverla a su correcta operatividad para circular por la RFIG. Todo ello bajo el compromiso personal del negociador de que la locomotora regresaría a Guadix cuando resultara oportuno. Ambos comparecían acto seguido ante los medios para dar cuenta del acuerdo alcanzado, dando cuenta Guasch de su decisión de «rebautizar» la máquina en honor al responsable gesto de la capital accitana, la cual pasaría de ser conocida como Baldwin a hacerlo por el nombre propio de Guadix.


Lograda la aquiescencia municipal, se ordenó el inmediato desplazamiento a la capital accitana de un primer equipo técnico destinado a examinar la locomotora y a disponer lo necesario para su traslado a talleres. Para adelantar tiempo, se desmontó el compresor de aire comprimido y otros elementos averiados para ir avanzando en su recomposición. Para el traslado de la propia locomotora se desplazaron desde Madrid las locomotoras eléctrica 269-404 y diésel 321-080, adscritas al propio Museo del Ferrocarril de Madrid. A pesar de la urgencia con la que hubo que proceder y las dificultades creadas por ello al personal técnico encargado del mismo, el movimiento se realizó a plena satisfacción y sin ningún tipo de incidencia.


Lo que, principalmente, motivaba la conducción a talleres de la locomotora era la necesidad de sustituir completamente su sistema de freno. Cuanto llevaba instalado no constituía más que un conjunto de piezas de simulación, pues no contaba la misma con los elementos necesarios ni se ajustaba nada de ello a lo legalmente prevenido. Ante esta realidad tuvo que diseñarse un completo y nuevo sistema de freno automático por aire comprimido acorde a la normativa y capaz de cumplir las exigencias necesarias. Así, éste fue diseñado e instalado a continuación en todas sus partes.


Los trabajos de taller, que incluyeron el levante completo de la locomotora, se desarrollaron en pleno mes de agosto y a una extraordinaria velocidad, digna de encomio. Tras ello tuvieron lugar unas pruebas iniciales donde se pudo comprobar, en primera instancia, lo idóneo del planteamiento técnico del proyecto y la correcta ejecución de los trabajos ejecutados en cuanto a la instalación del nuevo sistema de freno. La presencia en el taller, no obstante, fue aprovechada para poner también al día otros numerosos elementos de la máquina que, tras el largo tiempo de paralización y abandono de la misma, no se hallaban en las debidas condiciones.


Tras ello, la locomotora quedó en disposición de partir nuevamente hacia Madrid. Traslado que volvieron a protagonizar las mismas máquinas, eléctrica 269-404 y diésel 321-080, asignadas al Museo del Ferrocarril de Madrid. En destino debían tener lugar las últimas pruebas del sistema de freno recién instalado, así como el definitivo y preciso ajuste de todos sus restantes elementos. Bajo la dirección técnica de los peritos de ADIF y la supervisión personal del propio Guasch, dichas pruebas de frenado tuvieron lugar en Aranjuez, arrojando los más positivos resultados. Con ello, la locomotora ex RENFE 140-2054 quedaba definitivamente autorizada a circular por la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG).


Más allá de su correcta situación administrativa y del perfecto funcionamiento del nuevo sistema de freno automático, dada la complejidad de una locomotora de vapor resultaba todavía preciso ajustar numerosos elementos de los que intervienen ordinariamente en su correcto funcionamiento diario. Para ello, formó Guasch un equipo de profesionales largamente experimentados en el manejo y mantenimiento de locomotoras de vapor, que puso bajo la dirección del experimentado maquinista y antiguo jefe de depósito de RENFE, Gregorio Sánchez Subiela. Así, y tras varios días de intenso trabajo en los que fue revisado milimétricamente el comportamiento de cada uno de sus elementos, la Guadix quedó en perfecta disposición técnica de hacerse cargo con todas las garantías de los convoyes del Tren de la Fresa.